El fuego es una invitación a recuperar técnicas antiguas que despiertan energía dentro y fuera.
Oculta detrás de una sonrisa serena y abierta, la voz melódica que es casi un susurro, la elegante presencia, construida durante veinte años de carrera en la danza clásica, Rachel oculta una naturaleza inquieta. Se revela gradualmente mientras relata su vida, llena de decisiones radicales y profundas reflexiones sobre el sentido artístico de su propio trabajo.
La danza no admite medias tintas. Una carrera como bailarina profesional implica una dedicación completa, un entrenamiento agotador, una vida personal reducida al mínimo y un cuerpo constantemente sometido a dolorosas lesiones. Es una elección finita que no permite segundas reflexiones. Rachel había decidido que colgaría sus zapatillas de ballet alrededor de los 28 años, cuando no sería demasiado mayor para empezar algo nuevo. En 1998, se mezcló con los estudiantes de primer año y se inscribió en la Pratt School of Architecture de Nueva York, comenzando un camino que reveló interesantes sinergias con su pasado como bailarina.
Durante catorce años, Rachel diseña lujosas residencias y espacios comerciales imaginativos, primero trabajando para exclusivas firmas de Nueva York y luego abriendo su propio estudio en Brooklyn. (red.).
Pero Rachel es receptiva, ambiciosa, constantemente activa y casi inquieta, en contra de una rutina diaria que año tras año le parece demasiado sedentaria y alejada de su naturaleza en constante movimiento.
En el momento en que le sucede heredar la increíble colección de joyas victorianas de su familia, Rachel ya está preparada para un nuevo desafío artístico y empresarial.
La joyería artística es un campo completamente nuevo al que Rachel se acerca en un estado continuo de aprendizaje. Es una oportunidad única para regresar al proceso físico de creación de objetos, establecer una conexión profunda con los materiales y abordar una forma de arte estrechamente vinculada al cuerpo en su expresión más emocional.
Tan solo unos años después de su lanzamiento en 2017, la línea de joyería que lleva su nombre (rachelweld.com) recibió un reconocimiento significativo por parte de la Women's Jewelry Association.
En sus piezas, Rachel aplica el lenguaje arquitectónico en una escala más íntima, recreando la misma armonía en los volúmenes y la misma elegancia en los detalles. Sin embargo, el proceso creativo es completamente diferente.
El fuego ya no se limita únicamente a hermosas chimeneas diseñadas por ordenador para residencias de lujo; se ha convertido en un elemento central del proyecto en sí, un compañero en el banco de trabajo. En la joyería, se utiliza la verdadera esencia del fuego. Su poder es necesario para doblar, dar forma y soldar un material duro y primitivo como el metal. Y es precisamente esto lo que cautiva a Rachel cada día.
En las profesiones creativas, la presencia del fuego ayuda a la concentración, fomenta la inventiva y promueve el flujo de ideas.
¿Te gustaría tener un fuego, pero una chimenea te parece demasiado exigente? Hay estufas de pellets, prácticas y hermosas.
